- El consumo. Una de las ventajas de las caravanas pequeñas es que su motor es menos potente que el de las de mayor tamaño y consumen menos. Por tanto, son vehículos mucho más económicos, algo que deben de tener en cuenta los que quieren hacer muchos kilómetros con su furgoneta cada año. Como sucede con los coches, el tamaño no es lo único que influye en el consumo, pero sí se pueden encontrar modelos pequeños muy eficientes, mientras que si se opta por una caravana grande es obligado que el motor tenga más potencia para poder circular con seguridad y sin problemas, incluso cuando se lleva carga en el interior.
- La comodidad al conducir. Una caravana pequeña no es tan diferente de conducir que algunas furgonetas o incluso que monovolúmenes de siete plazas. Son algo más grandes, pero bastan unos pocos kilómetros para adaptarse y saber llevarlas sin problemas. Resultan cómodas para maniobrar y no suelen ser problemáticas. Además, no es necesario ningún carnet especial, lo que hace que nos ahorremos el dinero y el tiempo que supone sacarse un permiso para las de más tamaño. Conducir una caravana grande puede ser fuente de estrés para quienes no tengan costumbre y pueden hacer que las vacaciones no se disfruten como se debiera, ya que se trata de desconectar y de relajarse.
- El precio. Evidentemente, las caravanas pequeñas son más baratas que las grandes, al menos en la mayor parte de los casos. Porque que sean caravanas pequeñas por dentro no implica que puedan estar muy bien equipadas por dentro y que puedan contar con acabados de lujo que eleven mucho su precio. Pero, en líneas generales, comprar una caravana pequeña suele ser una decisión que se toma también por dinero, para que nos resulte una compra más económica. Y, si queremos darle mejores acabados, lógicamente será mucho más barato que hacerlo con una grande porque la cantidad de material siempre va a ser menor.
- Poder llevarlas a prácticamente todas partes. Las caravanas de menor tamaño pueden entrar en muchos lugares en los que no pueden entrar las grandes. Muchas ciudades les permiten estacionar, mientras que las de mayor tamaño lo tienen prohibido. Esto sucede especialmente con las que son furgonetas camper, que pueden llevarse como las furgonetas originales no camperizadas y que, por tanto, no suelen tener prohibiciones para acceder a ningún lado.